viernes, 27 de mayo de 2011

miércoles, 25 de mayo de 2011

Ficha de ruta


RUTA: Maestrazgo II

DURACIÓN: Diseñado para 5 días.
RECORRIDO: El viaje en bici lo inicie en Fortanete, saliendo dirección Cantavieja subiendo Puerto Pelado, una vez en Cantavieja me dirigí a La Iglesuela del Cid, Portell de Morella, Cinctorres, Morella, Forcall, Todolella, La Mata de Morella, Mirambel, Cantavieja, La Cañada de Benatanduz, Villarluengo, Pitarque, Montoro, Ejulve, Aliaga, Miravete de la Sierra, Villaroya de los pinares, Fortanete.
CARTOGRAFÍA: Con el mapa Regional de Teruel, escala 1: 200.000, vale.
CÓMO LLEGAR: En coche a Fortanete.
CÓMO VOLVER: En el mismo vehículo.
BICICLETA RECOMENDADA: Cualquier bicicleta puede usarse, aunque es mejor usar una de montaña.
DÓNDE PERNOCTAR: En principio siempre se puede usar la tienda de campaña aunque, por esta zona hay establecimientos de gran calidad y buen precio, tipo casas rurales, albergues, pensiones, etc.
ÉPOCA: Lo realice en primavera, a finales de mayo.
DIFICULTADES: Principalmente la orografía dura y agreste del paisaje endurece el viaje, pero a cambio, el viajero se ve recompensado con creces por la belleza del entorno y los bellos rincones que presenta esta zona de la Península Ibérica.
ATRACTIVOS DE LA RUTA: El Maestrazgo es una zona realmente dura para aquellos viajeros que como nosotros decidimos recorrer esos caminos perdidos con nuestras bicicletas, pero no por esto hay que echarse para atrás. El paisaje agreste, duro y austero se ve recompensado con localidades como Cantavieja, Morella, Mirambel, el paso por la cañada de Benatanduz, sublime desfiladero, digno de recorrerlo sobre una bicicleta, Pitarque, Montoro y su órgano de piedra, la bellísima geología de los alrededores de Aliaga y Miravete.
Todo forma parte de un bello recorrido por estas tierras espectaculares.

postales

jueves, 19 de mayo de 2011

La fotografía y la palabra




































.........Me volví y presencié una visión robada de un sueño.

Una bicicleta emergía lentamente de la bruma. Una muchacha, ataviada con un vestido blanco, enfilaba aquella cuesta pedaleando hacía mí. El trasluz del alba permitía adivinar la silueta de su cuerpo a través del algodón. Una larga cabellera de color heno ondeaba velando su rostro. Permanecí allí inmóvil, contemplándola acercarse a mí, como un imbécil a medio ataque de parálisis. La bicicleta se detuvo a un par de metros..........


(texto sacado de la novela de Carlos Ruiz Zafón: Marina)