jueves, 30 de enero de 2014

Textos

Meditaciones sobre un sillín marca: Brooks o, 
cómo ir hilando palabras para llegar donde empecé 


Al final lo compré, un sillín de cuero marca Brooks, 
estaba que no cabía en mí de gozo y placer, mi bicicleta 
vestía un sillín de cuero ingles, sacado de algún herbívoro 
de aquellos que pastan por esas verdes campiñas de la Gran Bretaña; 
como en aquellos luminosos cuadros de Constable donde los paisajes  
se llenan de luz; en alguna ocasión logré ver algún cuadro suyo, 
creo que fue en aquel viaje a Italia, cuando estuve por el valle del Po, no recuerdo en que museo, pero sí que recuerdo aquel viaje con aquella compañera de Artes y Oficios y, aquellos hermosos ojos verdes, tan trasparentes, como aquellas figuras de cristal de Murano, isla donde recalamos en un ferry desde Venecia; cuando ves alguna de esas figuras de cristal se pueden apreciar esas veladuras en el vidrio tan bellas como esas transparentes aguas en el Alto Tajo, en un luminoso día de verano; por cierto que en el Alto Tajo fue donde escuché el año pasado, en otoño, junto unos cuantos compañeros de viaje la berrea en estado puro, aquellos profundos bramidos salidos de lo más profundo del bosque llenaron de primitiva Naturaleza nuestros sentidos, que se dejaron llevar a tiempos donde el ser humano era simplemente uno más dentro del gran abanico de los seres que habitan este mundo, no como ahora, que estamos poco a poco y sin remisión cargándonos toda la enorme biodiversidad del planeta, sean estos animales o vegetales, por cierto, hablando de vegetales tengo que empezar a preparar la ensalada y cocer la pasta, porque tengo invitados a comer, vienen unos amigos precisamente de Gran Bretaña y, creo, una irlandesa, novia de uno de ellos, así que manos a la obra, voy a dejar un momento la bicicleta anclada en la pared y me pongo con la pasta, por cierto, hablando de pasta, un pastón el sillín, menos mal que lo he pagado con parte de el dinero que me han dado por mi cumpleaños, no diré la cifra de la edad, pero si que es cierto que es menor que el precio del susodicho sillín. A ver si vienen bien y no se pierden en esta jungla de Madrid, porque como den con un taxista pícaro les da la vuelta a Madrid veinte veces y les pide un riñón por el viaje, ¡¡menudo son!!, estos taxistas, y eso, que yo mismo tuve un antepasado que tenía calesas tiradas con mulas, venía a ser como un pequeño empresario del transporte del Madrid del siglo XIX, cuando había algunas calles que todavía eran de arena y barro y, todavía se podían ver rebaños de ovejas al lado de la puerta de Alcalá, antes de la masificación y de la saturación del espacio por los automóviles, en las ciudades, en ésta y en otras de tantas ciudades del mundo occidental.
Suena el timbre, son ellos. ¡¡Vale!!, ya os abro, subir; aquí están: 
Mark, Ian, John, Sara y Catherine, por cierto, Catherine se apellida: Brooks. 


En tú mirada, el mundo

Paseas entre bosques y selvas,
caminas entre el silencio y la luz
apresando la vida,
vagas encontrando seres alados
llenos de luz y color,
recorriendo mundos perdidos
en el sueño del tiempo,
deambulando
entre la realidad y la quimera.
Pedaleas entre la espesura de los árboles
encontrando infinitas respuestas,
en el susurro de sus hojas,
atrapando con tu mirada paisajes
que se posan lentamente
en el interior de tu alma peregrina;
en ella, habitan
vastos espacios de luz,
horizontes infinitos,
bosques impenetrables,
cielos estrellados,
y el azul eterno del mar
En tú mirada, el mundo,
en tus ojos, su belleza.


Dedicado a Yolanda

miércoles, 29 de enero de 2014

postales

Tienda "Dale Pedales"

martes, 14 de enero de 2014

jueves, 9 de enero de 2014

martes, 7 de enero de 2014

texto

El sueño

En un dulce sueño,
se unió pasado y presente;
él, me llevó a un tiempo,
ya, remoto:
a un parque,
a un perro negro,
a aquella desconocida chica,
con una cinta en el pelo,
con su elegante correr.

En un cercano pasado,
a un encuentro mágico en el tiempo,
a unos instantes llenos de belleza,
a unas experiencias compartidas,
a unas bicicletas deslizándose por un espacio de luz,
uniendo, en el tiempo, pasado y presente,
como un regalo del destino,
como un regalo de la vida.

Mañana, despertaré y
atrás quedará todo,
como un ensueño,
desvaneciéndose,
como huellas en la arena de una playa,
como nubes de verano, bajo el cielo azul,
como la espuma de los días, como la propia vida.