domingo, 7 de marzo de 2010

texto

"De cómo sacar una sartén de las alforjas nos demuestra la teoría del caos".

No ha mucho que ocurrió lo que voy a narraros.
"En un lugar cerca de los Pirineos, en el verano de un año cualquiera, hallabansé tres infatigables, osados y aguerridos viajeros, pertrechados con ligeras monturas y no tan ligeras alforjas, dispuestos a descansar en un pequeño pueblo, en las cercanías del macizo del monte Canigou; para ello habían alquilado una pequeña parcela en un pequeño camping y hallabansé dispuestos a preparar una suculenta cena, pues estaban hartos de galletas y de frutos secos; en el horizonte se podía percibir la luz del crepúsculo, y, ya la noche, daba paso a las incipientes estrellas, cuando las pequeñas farolas del camping se iban encendiendo paulatinamente.
En ese preciso momento uno de los viajeros se levantó para coger una sartén que hacía falta para preparar la cena, cual no sería el asombro de éste que os escribe cuando sus ojos vieron lo que aconteció minutos más tarde. El viajero fue hacía su bicicleta con paso firme y seguro, se acerco a la parte trasera de su montura y procedió a retirar unos elásticos que sujetaban un amasijo de bolsas que pendían en el vacío, en una desconcertante mezcla de formas y volúmenes, éstas, cual carnes flácidas y colgantes apretadas por fajas invisibles, al retirar los elásticos, salieron lanzadas, despedidas radialmente como si una fuerza electromagnética las impulsará a distancias equidistantes del origen de partida o sea del portabultos, llenándose en pocos segundos la pequeña parcela de terreno, de formas cuasi orgánicas que más parecía aquello un campo de sandías y melones que una parcela de un camping; para mi asombro el
viajero no le dio la más mínima importancia, ni a la distribución de sus bultos, ni al desorden generado por ello, es más, procedió seguidamente a retirar las fuertes correas que ceñían la apretada alforja derecha,............... nunca, hasta es momento, nadie vio lo que seguidamente aconteció, al retirar la tanka de la dilatada alforja, como si de una reacción nuclear se tratase, más bolsas que se hallaban en el interior de dicha alforja explotaron, salieron despedidas sin orden ni concierto en un radio de unos tres metros, aquella energía liberada demostraba la constante de Boltzmann de una manera sencilla pero a la par clara y simple, esa espontaneidad de los elementos (véase bolsas) cual átomos demostraron claramente la formula: S= k . log W, que nos dice que la S designa la entropía, que es el indicador de los cambios producidos espontáneamente en la Naturaleza, k, la constante de Boltzmann que multiplica al logaritmo de W , que es una magnitud relacionada con el desorden. Efectivamente, en pocos segundos, en un pequeño camping a las faldas del Canigou la esencia de la física y sus misterios nos fueron revelados sin ninguna complejidad, mientras nadie de los que estábamos allí se atrevía a dar ni un paso para no romper esa belleza, ese desorden inarmónico en que se había convertido la parcela, pues, era curioso, todo era un revuelto de formas y volúmenes de los más variopintos colores, pero todo dentro de la misma parcela, guardando, de alguna manera con respecto al resto del camping un orden,............ mientras, todo esto sucedía, el viajero impertérrito procedía a meter la mano hasta el fondo de la flácida y vacía alforja para sacar sonriente.......................una pequeña sartén".

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