domingo, 19 de agosto de 2012

textos

En el silencio del bosque


Respiro. En el aire húmedo, mi aliento surge como veladuras etéreas.

Camino, dejándome llevar por la senda apenas esbozada, a mi alrededor helechos y troncos salpicados de musgo, más arriba, las frondosas copas de los viejos árboles cubren y tamizan los rayos de luz. Mis pasos se sumergen en ecos de un pasado ya olvidado, en un mundo lleno de ruidos y sonidos ya lejanos en el tiempo, el viento del bosque me trae voces, aquellas voces que un día escuche. Aquí y ahora, me siento protegido entre los árboles, entre estos majestuosos seres del tiempo y de la luz.
Mis compañeros de viaje duermen en las tiendas, llegamos ayer con nuestras bicicletas al caer la tarde, cuando todos los pájaros salieron a nuestro encuentro para saludarnos con sus infinitos cantos, fue en ese momento cuando el bosque se lleno de música, de un autentico concierto de la Naturaleza, de una armonía y belleza difícil de igualar, pero, ahora, en éste amanecer, todo esta quieto, - salvo la luz que se desliza entrando por entre las hojas-, todo esta aguardando el despertar del día.
Sólo, el suave murmullo del arroyo lejano, quiebra el silencio del bosque. El constante y continuo fluir del agua mitiga la tensión de mi alma, que se empecina en volver recordar aquellos días llenos de tonos grises y oscuros que una vez viví.
Fue un día a comienzos del mes de marzo cuando aquello ocurrió, vidas destrozadas, luces apagadas, también ese día hubo silencio, pero un silencio lleno de muerte y destrucción, un silencio que presagiaba un amanecer diferente, no de luz, sino de oscuridad y tristeza. El cielo dejo caer lagrimas de tristeza sobre las calles de Madrid aquel día y, todo parecía muerto, espantosamente muerto.
Respiro. Lentamente se iluminan las cimas de las montañas que nos rodean y la luz va ganando terreno, sobre las hojas de los árboles brillan minúsculas gotas de roció y, de repente, en el silencio del bosque, el dulce canto de un mirlo, rompe con su melodiosa música el amanecer, la mañana surge, se abre, como si fuera la primera mañana en este mundo.
Todas aquellas imágenes del pasado se borran de repente al contemplar la maravilla del renacer de la luz y de los sonidos del bosque.

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Mis compañeros ya se desperezan en los sacos y les saludan los infinitos cantos de los pájaros del bosque,......................... toda la vida es ahora.

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